DÉCIMOSEXTA EDICIÓN | 2020

¡El Ciclo de Cine y Psicoanálisis de la UNC este año se reinventa! Las cuatro noches van a ser virtuales y desde tu casa.

En esta edición especial resulta inevitable pensar este tiempo, atravesado por la profunda incertidumbre producto de la pandemia, pero también por otros tantos factores. Ni siquiera hay certeza de que la irrupción de la COVID-19 signifique un giro importante en la historia de nuestra civilización. Ante los cambios más radicales en la historia, los grandes relatos han intentado dar respuestas a los enigmas de la humanidad. La religión, la ciencia, los mercados, las formas de organización política, los medios de comunicación, las comunidades sexuales y de género, ofrecen una verdad posible y mitigan la angustia que generan los dilemas de nuestra época.

En su tiempo Freud, demostró la utilidad de los ideales para otorgarle sentido a la vida y de los lazos sociales para que la organización de una cultura sea posible, principalmente por unir los intereses individuales y posibilitar la conformación de una comunidad. Sin embargo, como consecuencia de la globalización y del avance científico, los fundamentos incuestionables que históricamente servían para regular las comunidades, se han resquebrajado. De este modo, se manifiesta un debilitamiento de los que antes eran vigorosos pilares y de las legitimaciones por consenso social. Parece entonces necesaria la pregunta sobre las formas que toman las creencias en la actualidad, que vienen al lugar de lo que antes no se cuestionaba.

Tanto la religión como la ciencia operan dando respuestas a los problemas sociales y culturales. Lacan exclamó “el triunfo de la religión” porque ésta ha sabido hacer con las transformaciones operadas por la ciencia y logra, aún, un vínculo que permite apropiarse de los nuevos modos de organización social. Hoy vemos las imágenes del Papa Francisco, solo en la Plaza de San Pedro, pidiendo por un bienestar ante el virus. Al mismo tiempo, la ciencia nos relata sus desventuras en la consecución de la vacuna, como también de las formas de frenar los datos y aplanar la curva. El aislamiento triunfa como método sanitario, paradójicamente una solución que prescinde de la ciencia pero que depende de la creencia. Entonces, ¿qué garantías ofrecen la religión y la ciencia hoy?

Las actuales políticas de comunicación se basan en el uso seductor de la palabra y de la imagen buscando conmover los afectos de las masas. Nos inunda el discurso de la posverdad, las fake news, el periodismo sensacionalista y las promesas o amenazas de campañas políticas. Actualmente vemos modalidades de respuesta novedosas por parte de las poblaciones ante esos estatutos de poder. La adaptación de la militancia política al ámbito virtual, el accionar de minorías activas en plena época de aislamiento preventivo, el accionar de grupos organizados de hackers o la ejercida por multitudes de “trolls”, son algunos de los variados ejemplos. Se vive en un contexto en donde se pone el cuerpo en un límite difuso entre la realidad y la virtualidad. Cabe preguntarnos entonces hacia dónde nos arrastra ese torrente de información, ¿qué hacemos para saber en qué verdades creer? ¿Qué buzón compramos?

Del mismo modo, los mercados, el capitalismo y las finanzas ejercen un papel importante en las subjetividades que, junto con el avance de las redes masivas de comunicación, producen pequeñas comunidades de consumo. Se intenta reducir al individuo a un algoritmo predecible y manipulable. Las democracias se ven influenciadas por la comercialización de datos. Crecen las especulaciones y predicciones por parte de supuestos expertos en el mercado y aparece la pregunta: “¿la economía o la vida?”. Por lo que se producen efectos de angustias en las subjetividades, tal como lo expresa el psicoanalista francés Eric Laurent: la angustia de fin de mes o la de fin del mundo. Así, ¿qué lugar tienen los mercados en las creencias? ¿son los especialistas en finanzas los nuevos gurúes?

Además, anteriormente había una claridad forzosa en las posiciones y funciones de los hombres, las mujeres y la familia dentro de la sociedad, roles que la era actual se ha encargado de deconstruir. La sexualidad y el amor son escenarios en los que las personas siempre tropiezan, pero también es un punto en donde justamente aquello que se plantee desde lo hegemónico, no logra sostenerse. Sin embargo, frente a la irrupción del virus, la ciencia y el estado se autorizan en incidir sobre lo íntimo de las personas. El aislamiento redobla la pregunta por los vínculos, ahora atravesados por las pantallas, las cuales toman un lugar protagónico en los encuentros posibles: ¿qué sexualidad viven los cuerpos en cuarentena?, ¿qué objetos ofrecen los mercados y las redes sociales? ¿De qué modo impacta el confinamiento y cuál será el devenir de los vínculos tras este tiempo?

El mundo está agitado, sus cimientos parecen más bien arenas movedizas, las verdades se apilan una tras otra y todas son cuestionables, entrelíneas algunas personas se cuestionan por el mundo que hemos construido y por el que vendrá. Frente a esto, el Ciclo de Cine y Psicoanálisis de la UNC se pregunta: ¿En qué creer?